En busca de la verdadera Tropical Caliente. Crónica de una reunión Parte I

Para Maricruz Avila Zetina, quien viajó para saludar a sus compañeros.

-¿Cómo te sentiste en la reunión de egresados de la carrera?,-la pregunta del compañero.

-Arropado, como siempre.

-¿Cómo que arropado?,-insiste el colega que transitó por tres generaciones y quien sabe cuántas más allende Chablekal.

- Mira, la generación de Dopy siempre me arropó desde los últimos semestres de la carrera…No se porqué, durante los últimos años de la carrera optaba por salir más con ellos, desde luego, sin faltar a las reuniones de mi generación, de alguna manera me dieron refugio en sus cuevas, en sus hogares, en sus fiestas y sus propias vidas.

-Mi acercamiento a la primera generación fue una especie de “renovación de votos” del hedonismo ochentero; salpicado de las fuertes, atractivas personalidades de sus integrantes: Pilarín, Lucila, Susana, El Polo, Adela, Arminda, Blanca, Caloch, Dopy…¿A poco no estaba bueno el grupo?

-Si pero no entiendo, cómo te colaste, cómo es que…

-Mira, tal vez no lo viviste, pero durante los últimos dos años de la carrera, en la Escuela de Comunicación Social se vivió una época de ecumenismo intergeneracional que permitía la congregación de hasta cinco generaciones en una sola fiesta. ¿Te acuerdas de la que organizó Lucila Casares en una hacienda que tenía su familia allá por Sitpach? Alguien resultó con la pierna rota en esa memorable batahola…pero también de allí salían nuevas emociones, lo que ahora el Facebook le llama “Fulanito está en una relación…”, bueno ya sabes, era un xec de todos contra todos…

-Ah, ok, es que a mí no me tocó esa parte…

-Allá por las noches de sábado, mientras Maricruz Avila Zetina terminaba sus grabaciones en vivo en el Canal 13 para “Tropical Caliente”, luego de volver locos a todos los obreros de la construcción en Yucatán, yo ya andaba calentando motores con mis compañeros de la cuarta generación en el bar “Lucero del Alba” antes de llegar a la casa, darse un clavado en la alberca y pasar a “Escándalo” de Lucila Casares con mi compadre y su grupo, bailar sin tanta pena las de moda antes de caer en Bin Bon Bao (cuyas ruinas están a la vuelta de casa de Dopy) y terminar cenando a las cinco en el Tizoncito de Michín. Fue una rutina...

-¿Qué acaso no te gustaba tu propia generación?

-No es eso, lo que sucede es que más del 60 por ciento de los integrantes de la primera generación de Comunicación Social eran personas radicadas en Mérida, en contraste con la mía, cuya diáspora a Campeche, Tabasco y Quintana Roo era cosa de todos los fines de semana…¿A poco no te acuerdas de Syra Rodríguez, Dulce Noguera y Valentina Casares con sus membresías VIP de La Boom?

-Ok, sí me acuerdo, pero tú qué tenías que ver con los de la primera generación, me acabas de mencionar a la “Tropical Caliente…” acaso, ¿Tú salías con….?

-Mmmmmmm….mira sabes qué, ya me diste pauta para escribir, ya te voy a colgar porque mi celular no es como el de Arminda Ojeda, cuya tecnología superior nos mantiene al tanto de cada detalle de sus veranos inolvidables en las playas yucatecas, hasta puedes ver la textura de los granos de arena… Nos vemos luego con don Feis Puc.

-Sacón,-contesta el otro.

Si hay algo que suele rodear de encanto a las reuniones de generación es el halo de misterio que envuelve a las personas que dejamos de ver pasada una respetable temporada. Uno acude a esas reuniones un tanto a la defensiva, bien por las canas inoportunas que atraviesan el cuero cabelludo; bien porque ya no es posible aguantar la panza para adentro a la hora de las fotos o bien porque con asombro, en astuta lucidez, vemos que no nos inoportuna ni el aspecto del cabello, de la barriga o las orejas, con tal de recordar junto a otros amigos, otros aspectos más importantes de nuestro pasado común.

Para algunos, esa emoción llega a grados insospechados, al punto que inocentemente se piensa que mágicamente, se recrearán exactamente los mismos momentos de la lejana soltería tal y como quedaron grabados en los recuerdos.

Con ese nostálgico, inocente espíritu, emprendí , no sin cierta resignación y enjundia, el mismo camino a Chablekal que recorrí para la ceremonia de graduación en 1991, escuchando aquella cancioncita de los monjes con que abrían el show de luces en Kalia. Las burbujas, en esta ocasión, nomás las dejaba para mi compañera de asiento: la memoria, de tan ilusionado que estaba.
La ocasión de ver de nuevo a los compañeros tornó en una acción inesperada, que me hizo retroceder a una vieja costumbre de fines de los ochenta.

-Ah no, así como antes de reunirme con ellos me tomaba mi cervecita con los de la logia del Lucero del Alba, (La cuarta generación) esta vez no será la excepción, pensé, por lo que en punto de las 14:30 horas realicé una visita obligada al bar “Alonzo´s”; de Itzimná, quizá como para infundirme ánimos de viejas bataholas al calor de la juventud. Esta cantina, era el paso obligado para iniciar un buen sábado pues podías encontrarte allá a hordas enteras de ex compañeros de la preparatoria, colegas del trabajo en busca de batalla cervecera y también a estudiantes de otras universidades que hablaban de los sitios de moda.

En efecto, el bar sigue exactamente igual que hace veinte años, sólo que esta vez en la pantalla de plasma donde se veía el Canal 13, ya no estaba la belleza cuya conducción admiraba en “Tropical Caliente” sino una señora gordita media “kis kiní” (o sea se le forman dos collares de tierra en el cuello) y una blusa que dejaba ver un grosero “sipituch” (así se dice en maya a las que traen el ombligo saltado, redondo, en forma de canica pero con rayas similares al extremo de una salchicha cruda) y para acabarla de amolar ni siquiera se reía como mis compañeras de la primera generación, pues una enorme bola de chicle se dejaba ver. En lugar de dos graciosos hoyuelos a esta conductora se le formaba un entresijo guasonesco que me obligó a apurar la cerveza.

-Son vaciladas, vámonos …Bueno, dije, no todo sigue igual, pero me queda el consuelo de que de todas maneras nos reuniremos no sólo con las dos auténticas Tropicales Calientes de la primera generación que pasaron por el Canal 13 sino también con el resto de la farándula, a los de mi salón, seguro irán Carlos Sierra, Letty Rivero, Carla Sansores, Iván Rubio, -Carlos Peña estará en Alaska- pero es casi seguro que también vaya Susy Pasos o bien Saide Sélem…o quizá Alejandra Arrigunaga… todos viven en Mérida, así que mejor de una vez me enfilo,-dije.

Amigos, dejemos correr un velo de compasión por este nostálgico paseo…en una segunda entrega relataremos cómo se puso mi experiencia con los egresados de la primera generación…25 años después…









Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Mi muy estimado, Kep Sham, elevo mi más energica protesta por la confusión fruto de su edad, la generación con la que Usted departía en El Lucero del Alba, miembros de la Logái del mismo nombre, es la tercera generación de la Unimayab, en la cuarta solo había un hombre, denominado por sus once compañeras del género femenino como: "El Hombre". A la tercera perteneciamos el chiquilín Lazarito, El Chino Avila, el Demonio Lainez, su servidor Juantanques y ocasionalmente el Maldito Animal, que tránsito por varias generaciones sin quedarse en ninguna o en todas.